Conducir bajo los efectos del cannabis en comparación con el alcohol


Conducir bajo los efectos del cannabis en comparación con el alcohol
Luke Sumpter

En este artículo analizamos la conducción bajo la influencia del cannabis, la comparación con el alcohol y la lucha contra este problema.

A medida que el consumo de marihuana gana aceptación, tanto a nivel recreativo como terapéutico, y los mercados legales sustituyen al sistema obsoleto del prohibicionismo, el cannabis y los productos derivados de él están volviéndose mucho más accesibles.

Una consideración importante para los gobiernos que se plantean legalizar el cannabis es cómo tratar esta nueva medicina legal cuando la consumen los conductores. Al fin y al cabo, ¿cuáles son realmente las consecuencias del consumo de cannabis sobre el conductor de un vehículo?

Veamos en profundidad el tema de la conducción bajo la influencia del cannabis, su comparación con el alcohol y el delicado aspecto de crear nueva legislación para combatir este problema.

Comenzaremos por responder las preguntas más obvias que a todos nos vienen a la mente:

¿Conducir fumado es tan peligroso como conducir borracho?

Existe un consenso generalizado entre investigadores acerca de que la conducción bajo los efectos del THC (el principal ingrediente psicoactivo del cannabis que te coloca) duplica el riesgo de verse implicado en un accidente.

Esto difiere drásticamente de la conducción bajo los efectos del alcohol. Un reciente estudio sobre accidentes de tráfico en los Estados Unidos, muestra que el riesgo de conducir con un nivel de alcohol en sangre de 0,08%, el límite legal para conducir, incrementa 20 veces el riesgo de un accidente con víctimas mortales en conductores de 20 años de edad. Para adultos hasta 34 años, el riesgo se multiplica por 9.[1]

Eduardo Romano, el autor jefe del estudio y científico de investigación sénior en el Instituto Pacífico para la Investigación y Evaluación, afirmaba que la marihuana no incrementaba el riesgo de sufrir un accidente una vez se ajustaban los resultados del estudio en función de los grupos demográficos (por edad, sexo y raza) y la presencia de alcohol.

En cualquier caso, Romano está convencido de que conducir bajo los efectos del cannabis conlleva cierto riesgo, aunque menor del que mucha gente esperaba.

Entonces, ¿qué se supone que hace que un conductor que ha fumado sea menos peligroso que uno que haya bebido? Bien, se resume con el simple hecho de que el cannabis no produce el mismo efecto que el alcohol en nuestros cuerpos.

Los estudios han demostrado que los sujetos bajo la influencia del cannabis pueden superar pruebas sencillas como problemas matemáticos de sumas y restas o juegos de memoria, aunque en general necesiten más esfuerzo mental para hacerlo. Un individuo borracho, en cambio, tiene muchas más probabilidades de ser incapaz de realizar estas pruebas.

Y, dado que el cannabis y el alcohol afectan a nuestros cuerpos de forma muy diferente, los conductores fumetas también suelen conducir de manera distinta a los alcoholizados.

Mientras los conductores borrachos suelen conducir más rápido y con conductas irresponsables, los que han fumado suelen hacerlo más despacio (algo que en muchos casos puede ser tan peligroso como conducir demasiado deprisa).

Sin embargo, todo esto no significa que conducir bajo los efectos del cannabis no sea peligroso. A pesar de obtener mejores resultados en los tests de memoria y matemáticas, en los conductores fumados se ha apreciado una mayor dificultad para realizar tareas simultáneas y reaccionar a circunstancias inesperadas (aspectos clave en la conducción). Por lo tanto, siempre es mejor mantenerse alejado del volante tras haber fumado.

EL PROBLEMA DE LA MEDICIÓN DE LA INFLUENCIA DEL CANNABIS EN LOS CONDUCTORES

EL PROBLEMA DE LA MEDICIÓN DE LA INFLUENCIA DEL CANNABIS EN LOS CONDUCTORES

Una técnica habitual utilizada por la policía estadounidense para detectar conductores ebrios (además del alcoholímetro) es la "prueba de campo", un test donde los agentes solicitan al conductor que realice tres sencillas tareas: seguir un bolígrafo con los ojos mientras se agita; dar 9 pasos en línea recta, girar en torno a un pie y volver hacia atrás; y mantenerse a la pata coja durante 30 segundos.

Con este test se consigue detectar al 88% de los conductores bajo los efectos del alcohol. Sin embargo, funciona mucho peor para identificar a los que se encuentran bajo los efectos del cannabis. Un estudio publicado en la revista Psicofarmacología en 2012 mostraba que este test sólo detectaba a un 33% de los conductores fumados.[2]

Se ha estudiado mucho sobre la inexactitud provocada por la variabilidad de los niveles de alcohol en sangre, pero tanto alcoholímetros como "pruebas de campo" son métodos bastante acertados para detectar conductores demasiado intoxicados para ponerse al volante.

Por desgracia, no sucede lo mismo con el cannabis. Identificar conductores bajo la influencia del THC no es fácil. Y encontrar una serie de reglas estándar para definir cuánta hierba es demasiada para conducir es aún más complicado.

Los niveles de THC se analizan en sangre u orina. Los análisis de orina sólo identifican metabolitos del THC (sustancias generadas una vez el cuerpo metaboliza el cannabinoide), que pueden permanecer durante semanas desde que el sujeto haya fumado por última vez.

Los análisis de sangre, en cambio, sí pueden determinar los niveles de THC reales en el flujo sanguíneo. Los consumidores de cannabis darán positivo por THC en un análisis de sangre durante aproximadamente 24 horas después de haber fumado, siempre que no se consuma hierba con frecuencia. Los fumadores habituales podrían dar positivo por THC en un análisis de sangre hasta una semana después de haberlo consumido por última vez.

En la mayoría de estados norteamericanos donde el cannabis es legal, existen normativas que equiparan cualquier traza de metabolitos del THC en orina con niveles de THC detectables en sangre, y penalizan ambos positivos. En total, 9 estados de los EEUU aplican leyes de tolerancia cero para la conducción bajo los efectos del cannabis.

De los 26 estados con algún tipo de legalización del cannabis, sólo 6 han establecido límites legales para la concentración de THC en sangre para los conductores. En Washington y Colorado, por ejemplo, el límite se sitúa en cinco nanogramos por miligramo de sangre, o cinco partes por cada mil millones.

Estos límites han sido recibidos con críticas. Estudios europeos indican que son demasiado elevados, sugiriendo que se deberían dejar en 1 nanogramo por milímetro.

Pero incluso aunque alcanzásemos un consenso sobre el límite de THC en sangre adecuado para mantener la seguridad de nuestras carreteras, todavía nos quedaría un último aspecto: la tolerancia.

Con el alcohol, es obvio que un joven de 25 años volviendo de su borrachera semanal está igual de incapacitado para conducir que un alcohólico empedernido. Hay estudios que lo prueban. Da igual que creas que toleras muy bien tu copa favorita, tras un nivel de alcohol en sangre determinado, simplemente estás demasiado ebrio para circular por la carretera.

Con el cannabis no ocurre exactamente así. Un fumeta veterano con una tolerancia importante al cannabis podría estar en perfecto estado para conducir tras haberse bajado una pipa bien cargada, mientras un adolescente que acaba de dar sus primeras caladas a un porro probablemente no.

Esto se debe al hecho de que los consumidores de cannabis generan tolerancia al THC rápidamente y, tras una temporada, parecen sentirse significativamente menos colocados al consumir hierba. También es importante ser conscientes de que el cannabis afecta a cada persona de forma diferente, mientras a algunos les induce sueño, a otros les produce una sensación vigorizante y animada (muchos consumidores defienden que algunas variedades les ayudan a concentrarse en tareas concretas).

CANNABIS Y CONDUCCIÓN: UNA RELACIÓN COMPLICADA

Combinando todas estas evidencias parece claro que crear legislación que regule de forma justa y segura el consumo de cannabis y la conducción no es una labor sencilla. A pesar de que el cannabis se muestra menos incapacitante para el conductor a nivel general, sigue siendo una sustancia que afecta a nuestro estado mental y debe controlarse de manera apropiada. ¿Nuestra humilde opinión? Simplemente no fumes si vas a conducir...

Referencias

  1. ^ NCBI, Drugs and alcohol - their relative crash risk., recuperado December-04-2018
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  2. ^ NCBI, A placebo-controlled study to assess Standardized Field Sobriety Tests performance during alcohol and cannabis intoxication in heavy cannabis users and accuracy of point of collection testing devices for detecting THC in oral fluid, recuperado December-04-2018
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Luke Sumpter
Luke Sumpter

Luke ha trabajado como periodista del cannabis e investigador de las ciencias de la salud durante los últimos siete años. Durante este tiempo ha desarrollado conocimientos muy avanzados del sistema endocannabinoide, la fitoquímica de la marihuana y las técnicas de cultivo.